De la tierra a la tierra: La escuela que transforma el medio ambiente en Caleta El Toro

En la silenciosa Caleta El Toro, enclavada en la majestuosa Reserva Mundial de la Biósfera Bosque de Fray Jorge, la comunidad enfrenta un desafío que pone en riesgo su entorno y su calidad de vida: los microbasurales. Estos focos de contaminación no solo deterioran la biodiversidad, sino que afectan el agua, el suelo y generan gases de efecto invernadero, además de olores insoportables y la proliferación de vectores como moscas y roedores.


Frente a esta realidad, un proyecto visionario emergió de la escuela Caleta El Toro. Con el respaldo del Fondo de Protección Ambiental (FPA) 2024 del Ministerio del Medio Ambiente y un financiamiento de $6.000.000, la comunidad educativa dio vida a “De la tierra a la tierra; descontaminación ambiental mediante una huerta escolar ecológica”. Este ambicioso proyecto, liderado por el Centro General de Padres y Apoderados Caminando al Futuro, busca no solo abordar la contaminación local, sino también construir una cultura de sostenibilidad en la localidad.

Construyendo soluciones desde cero

La ejecución del proyecto incluyó la instalación de un invernadero, una compostera de 200 litros, una vermicompostera de 120 litros y un atrapanieblas, infraestructura que no solo atiende la problemática ambiental, sino que también apuesta por un uso eficiente de los recursos, especialmente del agua.

El proyecto integró a toda la comunidad mediante talleres prácticos y didácticos, denominados “De huerta a lo natural”, que abordaron temas como compostaje, agroecología y manejo de una huerta escolar ecológica. Con una duración total de 60 horas, estos encuentros no solo enseñaron técnicas, sino que también fomentaron valores como el trabajo en equipo y la solidaridad.


“Fue bonito empezar de cero, plantando semillas con los niños, trasplantando almácigos en las camas de cultivo y, finalmente, cosechando los frutos. Los niños aprendieron a trabajar en equipo, a ser solidarios, y ahora estamos expectantes de los resultados de los atrapanieblas”, comentó emocionada Yarela López, directora de la escuela.

Un aprendizaje que trasciende generaciones

Para los estudiantes, la experiencia fue transformadora. Antonia Carvajal, alumna del establecimiento, compartió: “Aprendimos mucho sobre las plantas, cómo sembrarlas y cuidarlas. Ahora reciclamos las cáscaras de frutas y verduras en la compostera, y cuidamos mejor nuestro entorno”.


Por su parte, Bastián Cuello destacó: “El lombricompostaje fue increíble. Aprendimos a preparar biopreparados y cómo cuidar las plantas. Cuidar el planeta es importante, porque si no lo hacemos, nos quedaremos sin agua ni comida”.

Un impacto duradero

La iniciativa contó con la colaboración de instituciones como el Liceo Agrícola Tadeo Perry Barnes, el Centro Científico CEAZA y el Instituto de Ecología y Biodiversidad, quienes aportaron asesorías técnicas y materiales para enriquecer las actividades educativas.

El Seremi del Medio Ambiente, Leonardo Gros, subrayó la relevancia de este proyecto: “Es una oportunidad para fomentar la educación ambiental en sectores aislados, generando conciencia sobre el tratamiento de residuos orgánicos y promoviendo alternativas sostenibles para su reutilización”.

Caleta El Toro está escribiendo una nueva historia, una en la que los niños, padres y docentes trabajan juntos para sanar su tierra y construir un futuro más limpio. Aquí, el aprendizaje y la acción convergen para recordarnos que la transformación ambiental comienza en las manos de quienes habitan el territorio.