Chile viene arrastrando años de crisis en su sistema carcelario, prueba de ello fue el triste fallecimiento de reos calcinados en la Cárcel de San Miguel en 2010. A pesar de este acontecimiento, poco y nada se ha podido hacer al respecto. Tampoco la solución sería profundizar la privatización de las cárceles como en Estados Unidos, porque entre más presos tenga un recinto penitenciario, más utilidades tendrán sus inversionistas. Cárceles vacías no es negocio.
Uno de los recintos penitenciarios que está al borde del colapso es la Cárcel Huachalalume de La Serena, donde los dirigentes de Gendarmería han levantado la alerta. Éstos sindican tres tópicos como causas de esta situación: la sobrepoblación penal, la falta de personal y la escasez de elementos de seguridad personal.
El Sargento Primero Hugo Rojas Montenegro, dirigente regional de la Asociación Nacional de Suboficiales de Gendarmería de Chile explicó a Diario El Día que la cárcel de Huachalalume tiene actualmente 2.290 internos, a punto de llegar su total de 2.300. Además, detalla que otras cárceles del país se encuentran en situaciones de saturación similares.
Montenegro recalca que la sobrepoblación de Huachalalume debe ser un asunto prioritario a resolver, debido a que ahí se reciben » reos de alta peligrosidad, no solamente de Santiago, sino muchos involucrados en delitos de alta connotación pública, miembros de bandas transnacionales, y eso acarrea un mayor riesgo también para nuestros funcionarios, para el personal que trabaja en trato directo, y en general a toda la unidad, porque el hacinamiento también afecta la convivencia, empieza a haber un poco más de roce entre ellos».
En cuanto a la falta de personal, el dirigente detalla que se debe a que la mayoría de los gendarmes que trabajan en la Región de Coquimbo se han jubilado, trasladado o han sido dados de baja, por lo que esperan que el Director Nacional envíe -al menos- unos 70 funcionarios de los 700 gendarmes que se graduarán en octubre. Finalmente, sobre el déficit de implementos de trabajo, enfatizó que tienen escasez de chalecos antibalas, bastones, vestuario y botas, pero que, a pesar de ello, han podido mantener el orden dentro del penal.